Supongamos que en mi vida hay un antes y un después de haber escuchado Despasito de Luis Fonsi. Pues hagamos un homenaje a ese cantante de tan extensa discografía de una única canción y empecemos usando su nombre para la contraseña. Dado que no es el nuestro, ya no es tan sencillo que alguien lo averigüe por deducción. Tenemos así la palabra Fonsi.
Añadimos a continuación nuestro año de nacimiento (u otro año fácil de recordar por nosotros como el de nuestra boda o el año que nos divorciamos) o cualquier otro número que nos sea de especial relevancia. Si es una fecha, mejor escribirla al revés. Lo unimos a la palabra anterior y nos queda Fonsi3791.
A continuación, como es una canción añadimos el sostenido (almohadilla en los móviles) y, como generó mucho dinero, el símbolo del dólar. Y tenemos así Fonsi3791#$.
Con esto ya tenemos la base de nuestras contraseñas. Detrás colocamos tres letras del servicio al que queremos acceder:
- gma: para nuestro correo Gmail
- fac: para nuestra cuenta en Facebook
- ama: para entrar a Amazon
- twi: para Twitter
Y así sucesivamente.
Nos quedarán así las contraseñas: Fonsi3791#$gma, Fonsi3791#$fac, Fonsi3791#$ama, Fonsi3791#$twi…
Si la analizamos con Kaspersky (https://password.kaspersky.com/es/) nos dice que se tardarían 327 siglos en averiguarla, lo que no está nada mal.
Con el mismo sistema, si nos gusta El señor de los anillos podemos usar Bolson4591+&: (apellido de Frodo, uno de los personajes), 1954 (el año que se publicó el primer libro de la trilogía), + porque hubo más libros y & porque está escrita en inglés.
Pues ya tenemos un método para crear contraseñas seguras, diferentes y fáciles de recordar pero somos un poquito cómodos, casi llegando a ser vagos, y no tenemos ganas de andar escribiéndolas cada vez que entremos en una red social, correo, banco, tienda… Podemos dejar la sesión abierta, lo que no es buena idea ya que alguien que use nuestro dispositivo accederá a nuestra información o bien delegar en los navegadores, que tienen un sistema de almacenamiento de contraseñas.
Para ver las contraseñas que tenemos guardadas en el Chrome, por ejemplo, pinchamos en los tres puntos arriba a la derecha y luego en Configuración. Dentro de Contraseñas las tenemos todas disponibles. Si no nos acordamos de alguna podemos ir ahí y verla. Nosotros y cualquiera que use el dispositivo.
Así que, guardarlas en el navegador no es una solución segura ya que es muy fácil encontrarlas y verlas.
Lo mejor es desmarcar la opción de Guardar contraseñas para que no nos las guarde.
Entonces, aunque sean fáciles, ¿tengo que recordar cada una de las contraseñas que tengo? No, para eso existen los gestores de contraseñas, para que las gestionen (que para eso son gestores).
Es un aplicación en la que guardamos los datos de acceso a cada servicio que usamos: web, usuario, contraseña y una breve descripción del servicio en unas Notas donde podemos escribir lo que queramos sobre cada servicio.
Para acceder necesitamos contraseña, pero en este caso sólo hay que acordarse de una y no de todas. Y, por supuesto, la contraseña de acceso debe ser lo más robusta posible.
Pero, para ver en detalle el uso y ventajas de un gestor de contraseñas, habrá que esperar a una entrada enteramente dedicada a ellos y, en particular, al Bitwarden.
Esta entrada forma parte de un conjunto que pretende explicar el funcionamiento básico de un móvil Android, desde cero. Si quieres ver todos los apartados, te recomiendo que vayas a la página de presentación AQUÍ.
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Hasta la BITta.
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